MI ELECCIÓN.......(Loles Agustí)

 MI ELECCIÓN


Eran los últimos años de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado, cuando cursé los estudios de Formación Profesional, rama Administrativa en el Instituto de Formación  Profesional. Fueron años felices por juventud y por satisfacción personal y profesional. Yo venía de un colegio donde había cursado los estudios de la EGB con una cierta brillantez. Tanto es así que toda la gente de mi entorno, no mi familia directa que en todo momento apoyaron mi decisión,   me marcaban el camino del bachillerato para la continuación de mis estudios. Sin embargo, yo me empeñé en escoger la Formación Profesional, porque desde el principio tuve muy claro que quería presentarme a una oposición de administrativa de la Administración Judicial. Entonces pensé que el camino más lógico era con los estudios administrativos que se cursaban en el Instituto de FP y que no ofrecía el Instituto José de Ribera.            ¡ Y acerté…!

Yo me enfadaba por la presión que ejercían sobre mí por haber elegido la Formación Profesional y mi familia y amigas se enfadaban por entender que mi elección era errónea. Hoy, treinta años después, uno de mis dos hijos nos planteó estudiar la FP y obtuvo nuestro beneplácito porque para nosotros la libertad de elección era muy importante. Las notas con las que accedió a la FP eran de sobresaliente y hoy es un chico feliz con su profesión y vislumbrando el éxito en su futuro profesional.

Tuve la suerte que desde el principio encajé muy bien con los profesores que, conocedores de mis objetivos de oposiciones, parece como si hubieran adaptado la programación a los contenidos de los que yo tenía que dar cuenta cuando tuviera que opositar, aunque en realidad no fuera así, sino que se daban las coincidencias de que el temario de las materias de Formación Profesional eran más afines con el temario de la oposición que el temario de las materias de bachillerato. El contacto con documentos administrativos iba generando un lenguaje específico que me daba mayor familiaridad con los temas de oposición. Asimismo, con la mecanografía. En el examen de oposición se hizo el corte con 355 pulsaciones y yo obtuve 470, siendo la tercera puntuación más alta de la Comunidad Valenciana.

Mis años en la Formación Profesional fueron años inolvidables. Me sentí como en familia con los profesores y compañeros. Y recuerdo con mucha emoción, en los primeros días de clase del curso 1988-89, cuando el profesor Emilio Sala me dijo al acabar la clase que me pasara al día siguiente por Secretaría. Al principio sentí miedo por si había hecho algo mal en la matriculación o no sabía de qué. Pero en todo caso lo interpreté como una llamada al orden. Cuando me presenté al día siguiente y me propuso el plan que tenía para mí, me quedé anonadada. Sentí una alegría enorme porque el plan que tenía para mi era la de tramitar desde la Secretaría del Instituto todas las prácticas en alternancia de los alumnos de Segundo Grado. Le dije inmediatamente que sí, pero tenía que respetarme el horario. Yo tenía las clases en el turno vespertino, todos los días de 15 a 21 horas. Y así acordamos enseguida que mi horario para las prácticas en alternancia serían desde el día siguiente de 10 a 13 horas por la mañana. Y también acordamos que ese horario fuera flexible, en función de las fechas de los exámenes, porque para mí era muy importante el éxito académico.

Las prácticas en alternancia se nos presentaban como una realidad, donde podríamos aplicar en la práctica empresarial nuestros estudios en las aulas. Se trataba de trabajar el alumno de segundo grado durante cuarenta días en una empresa afín con la especialidad de FP correspondiente, siempre tutorado por un trabajador de la empresa y  un profesor de la especialidad. El profesor Emilio Sala Benimeli me explicó con todo detalle cómo funcionaba este trámite administrativo y todas las mañanas las utilizaba para preparar los contratos de los alumnos en prácticas de alternancia. El profesor me proporcionaba los datos de los alumnos y yo los pasaba a los impresos correspondientes, luego requería la presencia de los alumnos para la firma de los contratos y con ello ya estaba todo listo para iniciarse en las prácticas. En algunos casos se me encargaba de contactar con las empresas para presentar nuestras ofertas, o bien las empresas contactaban conmigo para ofertarnos el trabajo en prácticas.

Los contratos en prácticas tuvieron un enorme éxito, tanto por la disponibilidad empresarial como por parte de los alumnos. Por la parte empresarial porque recibían de los alumnos alguna ayuda laboral no remunerada y porque entraban en un primer conocimiento de un posible futuro trabajador, en el caso de expansión de la empresa o cobertura de algún puesto de trabajo por jubilación o enfermedad. Y por parte de los alumnos porque era su primer contacto con el mundo laboral, también porque era la primera vez que ponían sus conocimientos teóricos al servicio de la práctica empresarial. Y también era la primera experiencia de un tiempo, en el que el trabajo estaba sometido a un horario y a una actividad con ritmo de producción de beneficios, recibiendo además una ayuda económica que, por ser la primera, la consideraban muy sustanciosa.

Siempre recordaré con gratitud aquellos años de juventud a todos los profesores del Instituto de Formación Profesional y al excelente ambiente de convivencia que, como buenos educadores, habían propiciado con los alumnos.

¡Muchas gracias!







LOLES AGUSTÍ


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